Revista Cuartoscuro
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La señora Rosario tiene 45 años como artesana maya, ella aprendió de su mamá y ahora su hija Fátima es quien hereda esta honorable tradición. La elaboración de “la ropa de los fallecidos” sea pintados o bordados, les lleva entre dos y tres semanas ya que cada uno tiene un proceso distinto de confección, que va desde seleccionar el tamaño (mantel o paño) elegir las figuras como flores, animales, ángeles o algún diseño especial que acompañará el nombre del fallecido; el pintado, secado, la aplicación del sellador etc. Es el bordado el que requiere de más tiempo.
La señora Rosario tiene 45 años como artesana maya, ella aprendió de su mamá y ahora su hija Fátima es quien hereda esta honorable tradición. La elaboración de “la ropa de los fallecidos” sea pintados o bordados, les lleva entre dos y tres semanas ya que cada uno tiene un proceso distinto de confección, que va desde seleccionar el tamaño (mantel o paño) elegir las figuras como flores, animales, ángeles o algún diseño especial que acompañará el nombre del fallecido; el pintado, secado, la aplicación del sellador etc. Es el bordado el que requiere de más tiempo.
Una semana antes del 1 de noviembre, las familias comienzan a acudir al camposanto del pueblo para visitar a sus difuntos e iniciar este tradicional ritual, mejor conocido como el “lavado de huesos”. El color de las osamentas marca el tiempo de degradación de estos mismos, el blanqueamiento de los huesos indica mayor tiempo de antigüedad, mientras que el color café oscuro indica menor tiempo de haber fallecido la persona. Por esta razón, la limpieza de los restos áridos, son tratados de forma distinta; una brocha sirve de herramienta para los huesos más jóvenes, mientras que los de mayor tiempo de degradación, a punto de desintegrarse, tienen que tratarse con mayor delicadeza, es decir, directamente con las manos de los propios familiares o el sepulturero.
Una semana antes del 1 de noviembre, las familias comienzan a acudir al camposanto del pueblo para visitar a sus difuntos e iniciar este tradicional ritual, mejor conocido como el “lavado de huesos”. El color de las osamentas marca el tiempo de degradación de estos mismos, el blanqueamiento de los huesos indica mayor tiempo de antigüedad, mientras que el color café oscuro indica menor tiempo de haber fallecido la persona. Por esta razón, la limpieza de los restos áridos, son tratados de forma distinta; una brocha sirve de herramienta para los huesos más jóvenes, mientras que los de mayor tiempo de degradación, a punto de desintegrarse, tienen que tratarse con mayor delicadeza, es decir, directamente con las manos de los propios familiares o el sepulturero.
Una semana antes del 1 de noviembre, las familias comienzan a acudir al camposanto del pueblo para visitar a sus difuntos e iniciar este tradicional ritual, mejor conocido como el “lavado de huesos”. El color de las osamentas marca el tiempo de degradación de estos mismos, el blanqueamiento de los huesos indica mayor tiempo de antigüedad, mientras que el color café oscuro indica menor tiempo de haber fallecido la persona. Por esta razón, la limpieza de los restos áridos, son tratados de forma distinta; una brocha sirve de herramienta para los huesos más jóvenes, mientras que los de mayor tiempo de degradación, a punto de desintegrarse, tienen que tratarse con mayor delicadeza, es decir, directamente con las manos de los propios familiares o el sepulturero.
Una semana antes del 1 de noviembre, las familias comienzan a acudir al camposanto del pueblo para visitar a sus difuntos e iniciar este tradicional ritual, mejor conocido como el “lavado de huesos”. El color de las osamentas marca el tiempo de degradación de estos mismos, el blanqueamiento de los huesos indica mayor tiempo de antigüedad, mientras que el color café oscuro indica menor tiempo de haber fallecido la persona. Por esta razón, la limpieza de los restos áridos, son tratados de forma distinta; una brocha sirve de herramienta para los huesos más jóvenes, mientras que los de mayor tiempo de degradación, a punto de desintegrarse, tienen que tratarse con mayor delicadeza, es decir, directamente con las manos de los propios familiares o el sepulturero.
La señora Rosario tiene 45 años como artesana maya, ella aprendió de su mamá y ahora su hija Fátima es quien hereda esta honorable tradición. La elaboración de “la ropa de los fallecidos” sea pintados o bordados, les lleva entre dos y tres semanas ya que cada uno tiene un proceso distinto de confección, que va desde seleccionar el tamaño (mantel o paño) elegir las figuras como flores, animales, ángeles o algún diseño especial que acompañará el nombre del fallecido; el pintado, secado, la aplicación del sellador etc. Es el bordado el que requiere de más tiempo.
La señora Antonia y su hermana, limpian con fervor los restos óseos de su mamá, la señora María Catalina Tuz Huchi quien lleva 13 años de fallecida. Es común ver participar en esta costumbre religiosa a los integrantes de distintas generaciones.
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